Todo lo que en realidad conozco acerca de como vivir, que hacer y como ser, lo aprendí en el jardín de infantes.
La sabiduría no estaba en la cima de montaña ni en la escuela de graduados, sino en la montaña de arena del jardín.
Estas son las cosas que aprendí:
compartir todo, jugar limpio, no herir a los demás, poner las cosas donde las encontré...
limpiar lo que ensuciaba...
no tomar las cosas que no eran mías...
Di que lo sientes cuando hieras a alguien.
Lávate las manos.
Aprieta el botón del inodoro.
Galletitas calientes y leche fría son buenas para ti.
Vive una vida equilibrada.
Aprende algo, piensa algo, dibuja, pinta, canta, juega y trabaja todos los días un poco. Toma una siesta cada tarde.
Cuando salgas al mundo mira con cuidado el tránsito, toma otras manos, abraza, besa, ríe.
Estate alerta de las maravillas, de lo mágico.
Recuerda que la pequeña semilla en el germinador: dará raíces que irán hacia abajo y la planta irá hacia arriba. Nadie sabe como ni porqué en realidad, todos somos así.
El pececito dorado, los hámster, los pequeños ratones, aún la pequeña semilla en el germinador, morirán, y nosotros también.
Recuerda los libros de cuentos y la primera palabra que aprendiste, la más grande de todas. “MIRÁ”